Todo tipo de insectos, uñas de pollo, tripas de animales, flores comestibles, culebras envasadas, vísceras de animales, carneros con dos cabezas… la verdad es que perderse en el principal mercado de Tailandia es por sí misma una experiencia fabulosa. Uno debería reservarse un día entero sólo para recorrer sus pasillos y su impresionante oferta de productos y alimentos que superan la imaginación de las mentes más retorcidas.
Pero no nos engañemos, así como se ofrecen cosas inconcebibles para nuestra mente occidental, también se encuentran artículos de decoración o para el hogar de una belleza inimaginable: cuchillería de plata, mantelería, alfombras, tallados, muebles en fin, todo lo que uno puede necesitar en la vida y lo que jamás se le va a ocurrir, lo encuentra en el mercado de Chatuchak.
La originalidad y el diseño de sus muebles, menajes y alfombras es tan admirada y apreciada por los visitantes de Bangkok, que no es raro enviar una encomienda especial a nuestra ciudad de origen ante la irresistible tentación de ver en nuestro hogar algunas de sus creaciones. No en vano, las grandes tiendas de nuestro país ofrecen la semana Tailandesa con los objetos de decoración que los chilenos se pelean y agotan en los dos primeros días.
Y comienzo hablando de mercados porque éstos de alguna manera definen las costumbres y personalidad de la gente de Tailandia. En Bangkok lo exótico y lo moderno se entienden sin confrontaciones. Es común encontrarse en cada esquina con ejecutivos de cuello y corbata disfrutando de una colación en un carrito de comida típica frente a un moderno edificio corporativo de una empresa internacional. Tampoco es raro ver en el medio de una cuadra cualquiera, una Pagoda inundada de incienso donde los mismos oficinistas se internan con humildad, sacándose los zapatos para orar como lo hace habitualmente la mayoría de la gente en Bangkok varias veces al día para agradecer los favores concedidos y pedir otros. El palacio de Real de Bangkok es una ciudadela inmensa llena de templos, edificios reales, efigies de Buda y otros seres protectores incrustados de mosaicos de colores y cubiertos de máscaras que espantan a los posibles agresores. [...] |