Fotos y textos Jaime Atria
No sé de dónde viene este dicho, pero si uno analiza Lima desde muchísimas perspectivas, al menos la capital del Perú vale más de lo que se dice.
Lo que uno vive y siente en Lima es el orgullo del ser peruano desde la admiración y reconocimiento a sus ancestros incas hasta su gastronomía, pasando por su pisco y por el trabajo que cada peruano ejerce. Si tuviera que hacer un parangón con Chile, diría que mientras el peruano habla con orgullo de su país y de su patria, a nosotros tarde o temprano se nos asoma ese inexplicable complejo de ser chileno.
Y eso se nota desde la conversación con el taxista hasta en la forma que te atienden en la mesa. Chile debe ser el único país en que a los mozos no se les puede decir mozo. En Lima en cambio hay vocación por el buen servicio y a nadie ni que esté en sus cabales se le ocurriría insinuar una frase como “y tenemos un pisco chileno espectacular”. Para ellos el pisco es peruano y punto.
Lima suele ser para los sudamericanos y turistas que viajan a Perú una parada de un día para conectar con el Cuzco camino a Machu Pichu. Pero yo decidí viajar cuatro días a Lima con un solo gran objetivo: Comer en los mejores restaurants del mundo. Y el resto del tiempo dejarlo para lo que saliera: una visita al centro, algún museo y un remate en algún bar de piqueos, cebiches y cervezas.
Lo que uno vive y siente en Lima es el orgullo del ser peruano desde la admiración y reconocimiento a sus ancestros incas hasta su gastronomía, pasando por su pisco y por el trabajo que cada peruano ejerce. Si tuviera que hacer un parangón con Chile, diría que mientras el peruano habla con orgullo de su país y de su patria, a nosotros tarde o temprano se nos asoma ese inexplicable complejo de ser chileno.
Y eso se nota desde la conversación con el taxista hasta en la forma que te atienden en la mesa. Chile debe ser el único país en que a los mozos no se les puede decir mozo. En Lima en cambio hay vocación por el buen servicio y a nadie ni que esté en sus cabales se le ocurriría insinuar una frase como “y tenemos un pisco chileno espectacular”. Para ellos el pisco es peruano y punto.
Lima suele ser para los sudamericanos y turistas que viajan a Perú una parada de un día para conectar con el Cuzco camino a Machu Pichu. Pero yo decidí viajar cuatro días a Lima con un solo gran objetivo: Comer en los mejores restaurants del mundo. Y el resto del tiempo dejarlo para lo que saliera: una visita al centro, algún museo y un remate en algún bar de piqueos, cebiches y cervezas.
Para mi sorpresa, y sin rebuscar mucho, descubrí una ciudad en la que se reúne una variedad de atractivos que generalmente se encuentran en ciudades diferentes o recorriendo grandes distancias. ¿En qué otra ciudad se encuentra uno con una gastronomía considerada la mejor del mundo, junto a pirámides incas ancestrales en el medio de la capital, con una extensa costa abundante de restaurantes, y con un centro histórico generoso de edificios coloniales, iglesias y museos patrimoniales? Sospecho que en ninguna, y para más remate, tuve la suerte de caminar el centro de Lima desde la plaza Mayor a la plaza San Martín, justo el día en que se ofrecía a la comunidad un carnaval folclórico con música, danzas, y personajes típicos representando diversas culturas y costumbres de este histórico país. |
Para quienes piensan que un fin de semana corto en el extranjero comienza y termina en Buenos Aires, Lima es una excelente alternativa. Una opción diferente que enriquece la experiencia de viajar por Sudamérica descubriendo paisajes y culturas diferentes. Con un clima generoso, con barrios residenciales floridos, parques bien cuidados, una vista espectacular al océano pacífico y como broche de oro, una gastronomía que hace ya varios años es reconocida por los más destacados expertos culinarios de todo el orbe como la mejor del mundo.