Fotos y textos Jaime Atria
Pensar en México para el turista chileno es pensar en Cancún, Playa del Carmen, Acapulco y una pequeña pasadita de cortesía por Ciudad de México.
Pero hay una parte de México que se vive intensamente, donde el turismo pasa a ser una vivencia en la que se respira el México de verdad. El México colonial donde los barrios todavía conservan ese aire mercantil y sencillo de las sociedades latinas de la época de la colonia, donde las calles de adoquines se iluminaban con faroles y la gente se transportaba en carretas, calesitas, a caballo o simplemente a pie. El México de las rancheras cantadas en las plazas y de los mercados en las esquinas ofreciendo sus flores, vegetales y artesanías. |
La ruta que se comienza a vivir en algunas calles del casco antiguo de la propia Ciudad de México, pasando por Taxco, la capital de la artesanía en plata, Querétaro, y Guanajuato y terminando con un broche de oro en San Miguel de Allende, es una experiencia diferente donde uno tiene la posibilidad de compartir con el mexicano amable y gracioso, conocer su gastronomía más allá de los tacos, las quesadillas y los tamales, probando incluso los chapulines o grillos fritos, los escamoles o huevos de hormiga y los gusanos del Maguey, y sorprendiéndose con su increíble y variada artesanía, posiblemente la más creativa de Latinoamérica con sus máscaras y animales coloridos, pasando por sus calaveras y vírgenes de la muerte que provocan más susto que ganas de rezar y terminando en su platería, un homenaje al diseño y al arte decorativo cuyo epicentro es la ciudad de Taxco a pocos kilómetros de Ciudad de México.
Recorriendo esta ruta en bus desde Ciudad de México se puede además detenerse en los muchos miradores, talleres y pueblos a lo largo del camino para interiorizarse “al pie de la vaca” de la vida campesina, el pastoreo y la vida textil y artesanal.
Pero posiblemente una de las experiencias más inspiradoras es alojarse en los distintos Hoteles Coloniales decorados y alhajados con el arte mexicano de la época, tan bien conservados que al llegar a descansar después de recorrer la ciudad por sus calles adoquinadas deteniéndose a veces en sus tiendas, cafés, restaurants y reposando en el banco de alguna placita donde se escuchan los acordes de rancheras, uno siente que ha sido parte de la historia, de su propia historia.
San Miguel de Allende es de todas estas ciudades la más romántica y acogedora. Más que una ciudad es un pueblo alrededor de una plaza por cuyas calles casi no circulan automóviles. Aquí se respira una paz lenta que llama a la reflexión y a la siesta. Es tan tranquila la vida en San Miguel de Allende, que se ha convertido en uno de los destinos preferidos por muchos americanos, europeos y canadienses que han decidido retirarse en un lugar que tenga todas las ventajas de la vida moderna sin los apuros, el stress y el smog de las grandes capitales. Aquí hay restaurants temáticos tanto de comida típica como internacional, bares donde compartir una buena Margarita o una refrescante michelada, sin el ruido de las discotecas y el frenesí de los balnearios como Cancún, o Acapulco.
En definitiva, la ruta colonial de México es un turismo que incorpora la arquitectura colonial, la gastronomía, la artesanía y la auténtica vida mexicana, a una velocidad que no está presionada por las bocinas, los semáforos el stress y las discotecas del México que más visitan los turistas de todo el mundo.
San Miguel de Allende es de todas estas ciudades la más romántica y acogedora. Más que una ciudad es un pueblo alrededor de una plaza por cuyas calles casi no circulan automóviles. Aquí se respira una paz lenta que llama a la reflexión y a la siesta. Es tan tranquila la vida en San Miguel de Allende, que se ha convertido en uno de los destinos preferidos por muchos americanos, europeos y canadienses que han decidido retirarse en un lugar que tenga todas las ventajas de la vida moderna sin los apuros, el stress y el smog de las grandes capitales. Aquí hay restaurants temáticos tanto de comida típica como internacional, bares donde compartir una buena Margarita o una refrescante michelada, sin el ruido de las discotecas y el frenesí de los balnearios como Cancún, o Acapulco.
En definitiva, la ruta colonial de México es un turismo que incorpora la arquitectura colonial, la gastronomía, la artesanía y la auténtica vida mexicana, a una velocidad que no está presionada por las bocinas, los semáforos el stress y las discotecas del México que más visitan los turistas de todo el mundo.