Fotos y textos Jaime Atria
Siempre Panamá fue para mí un aeropuerto en tránsito.
Alguna vez fui de jurado a un par de festivales de publicidad, y salvo una visita al Canal o al Casco Antiguo no me interesé en nada más.
Pero la última vez que pasé por su movido aeropuerto, sabiendo lo mucho que había cambiado en los últimos años, decidí que mi próximo destino vacacional sería Panamá.
Alguna vez fui de jurado a un par de festivales de publicidad, y salvo una visita al Canal o al Casco Antiguo no me interesé en nada más.
Pero la última vez que pasé por su movido aeropuerto, sabiendo lo mucho que había cambiado en los últimos años, decidí que mi próximo destino vacacional sería Panamá.
Y así no más fue. Un día de febrero partí a Panamá sin saber con qué me encontraría. Y después de un día de desorientación, decidí salir a descubrir los secretos y atractivos de Panamá. Con admiración fui dándome cuenta que Panamá es mucho más que su famoso Canal, considerado una de las ocho maravillas del mundo. La propia ciudad es un inmenso contraste entre el Casco Antiguo y las modernas edificaciones que dan a su borde costero la sensación de estar en Miami. El Casco Antiguo con sus construcciones que recuerdan al viejo San Juan, o a Cartagena o a una Habana restaurada, es una ciudadela dentro de otra, con tiendas, restaurants y bares que hacen de su recorrido una caja de sorpresas. |
Calles recién reparadas, edificios refaccionados, restaurants bien mantenidos y decorados, con una gastronomía que no tiene nada que envidiarle a los mejores restaurants de Latinoamérica y una atención amable, que contrasta con la pésima atención que muchos de nuestros restaurants acostumbran a dar.
Pero quizás lo que más se disfruta de Panamá son sus islas con playas de ensueño a las que debes llegar forzosamente en Ferry o en alguna otra embarcación. El viaje a Isla Contadora es largo, pero se hace grato especialmente cuando la embarcación es acompañada por delfines que parecen saber de su atractivo y saltan a tu alrededor por un par de kilómetros como queriendo dar un espectáculo que haga más entretenido el viaje de los turistas. Y más grata se hace la navegación cuando finalmente desembarcas en la isla y te ubicas en alguna de sus hermosas playas de arena blanca y mar calypso donde por lo general no hay gentíos, futbolistas de playa, ni vendedores.