Por Claudia Aliaga L. Fotos © Igor Almonacid / Libro Santiago Elegante Es el momento de mayor consolidación de esta exclusiva marca. Su fundador, José Fernández, junto a su esposa Rosa, quienes han creado y delineado el camino de una empresa familiar, y quienes aún siguen presentes en su desarrollo, han abierto paso a la nueva generación que juega hoy un papel preponderante en sus más recientes desafíos. Los hermanos Roxana, Sybila y Boris Fernández, son hoy quienes aportan nuevos conceptos y formas a esta marca que, día a día, reafirma su posicionamiento entre las mejores del mercado. En una etapa de solidez absoluta, crean para sus clientes propuestas innovadoras que satisfacen los gustos de un público acostumbrado a la calidad y exclusividad de sus productos. Con la remodelación total de su espacio en la Av. Nueva Costanera, la que estuvo a cargo del destacado arquitecto nacional Axel Grossman, y que duró aproximadamente cinco meses en ejecutarse, el lugar ofrece gran confort, seguridad y el trato personalizado que caracteriza a la joyería desde sus comienzos hace más de cuatro décadas. Con una fachada imponente de paneles de acero tipo “corten” –que por su oxidación hecha en fábrica genera un efecto “desgastado-elegante” y se mantiene inalterable con el paso del tiempo– la entrada evoca inmediatamente al continente europeo, lugar donde este material se está usando cada vez más, mientras que en Chile resulta aún inédito. Una delicada vegetación, acomodada con pedrería, sella el frontis exterior, para luego dar paso a espacios internos de cielos altos ampliamente iluminados. “Lo que buscamos fue darle líneas minimalistas en el interior, contrastadas con algunos toques más recargados para generar contrapunto”, señala Boris Fernández. Es aquí donde luce la magnífica lámpara con caída –del decorador Julio Maturana– que hace de foco de atención obligado por sus estupendos detalles. El atelier pretende ofrecer un momento único de goce para quien lo visita. La estética entra por la vista a cada paso y la exhibición en sus vitrinas vuelve a dejar sin respiro. Entre sus colecciones, junto a las joyas de corte femenino, que históricamente han hecho reconocida a esta marca –vale recordar que el collar que la Biblioteca Nacional obsequió a la Reina Sofía de España es de confección exclusiva para ella por parte de José Fernández–, lo cierto es que el taller piensa constantemente en sus clientes varones. Colleras de finísima manufactura o una distinguida pluma Montblanc –cuya representación mantienen hasta hoy– es una perfecta excusa para ir a conocer la nueva impronta arquitectónica de este espacio. |