Por María Luisa Pries
Fotos: © Chanel
Diseños vaporosos y elegantes, en los que predominan tonos rosados y grises, bordados en cristal y aplicaciones de lentejuelas, flores y perlas.
La casa Chanel vuelve a su escenario original, la rue de Cambon, para deslumbrarnos en la presentación de su colección de alta costura Primavera/Verano 2011. El lugar elegido para el show fue el mítico pabellón de la conocida calle, allí donde Coco tuvo su apartamento, su primer taller y donde hoy en día se encuentra su boutique más afamada. Los emblemáticos biombos de Coromandel, objeto más destacado de la decoración del apartamento de Gabrielle, fueron el decorado elegido por el director creativo de la marca para dar tono al emplazamiento del desfile. Este símbolo inconfundible de la casa Chanel, fue reproducido para esta ocasión en espejo, creando un efecto mágico que acompaña a una recatada colección inspirada en la vanguardista pintora francesa Marie Laurencin.
Diseños vaporosos y elegantes, en los que predominan los tonos rosados y grises, los bordados en cristal y las aplicaciones de lentejuelas, flores y perlas. Ligeros tules, transparencias nacaradas y sofisticados drapeados nos trasladan a un universo de hadas “púdicas”, sólo roto por cintas negras de raso al ras del cuello.
Entre las siluetas más destacadas resaltan las chaquetas en tweed bordado y los vestidos con hombros cubiertos y poco escote que dan lugar a una sucesión de elegantes y femeninos looks. El Kaiser sorprende a su público con una de las piezas claves del desfile, un abrigo en tul de seda bordado a mano por los artesanos de la marca.
El exclusivo proceso de creación de esta pieza única, comienza como un sueño en la mente del diseñador alemán, perlas de cristal y paillettes en plata que dibuja en un boceto y entrega al Premier Atelier. Las bordadoras presentan una detallada propuesta al diseñador que, una vez aprobada, comienzan a trasladar a la tela. Trabajan a pleno rendimiento aplicando las pequeñas piezas al suave tejido mediante la técnica de Lunéville, según la tradición más artesanal, dando así vida al paño imaginado por Lagerfeld. Una vez terminado, se envía al taller de alta costura y, tras numerosas pruebas, fittings y horas de patronaje y costura, saldrá el espectacular abrigo listo para desfile.
La maison cuenta con algunos de los mejores artesanos del mundo, lo que les permite realizar espectaculares trabajos manuales que vemos plasmados en diseños tan exclusivos como este que, tras 900 horas de labor, deja de ser el sueño de Lagerfeld para convertirse en objeto de deseo de cualquier mujer.
Colección tras colección, el afamado diseñador nos sorprende con sus puestas en escena y su habilidad para seguir haciendo realidad la esencia de Gabrielle, la búsqueda de la femineidad rompiendo cánones armados y estructurados. Haciendo énfasis en el legado de Coco, ha sabido aportar a la mujer Chanel encanto y sensualidad.
Fotos: © Chanel
Diseños vaporosos y elegantes, en los que predominan tonos rosados y grises, bordados en cristal y aplicaciones de lentejuelas, flores y perlas.
La casa Chanel vuelve a su escenario original, la rue de Cambon, para deslumbrarnos en la presentación de su colección de alta costura Primavera/Verano 2011. El lugar elegido para el show fue el mítico pabellón de la conocida calle, allí donde Coco tuvo su apartamento, su primer taller y donde hoy en día se encuentra su boutique más afamada. Los emblemáticos biombos de Coromandel, objeto más destacado de la decoración del apartamento de Gabrielle, fueron el decorado elegido por el director creativo de la marca para dar tono al emplazamiento del desfile. Este símbolo inconfundible de la casa Chanel, fue reproducido para esta ocasión en espejo, creando un efecto mágico que acompaña a una recatada colección inspirada en la vanguardista pintora francesa Marie Laurencin.
Diseños vaporosos y elegantes, en los que predominan los tonos rosados y grises, los bordados en cristal y las aplicaciones de lentejuelas, flores y perlas. Ligeros tules, transparencias nacaradas y sofisticados drapeados nos trasladan a un universo de hadas “púdicas”, sólo roto por cintas negras de raso al ras del cuello.
Entre las siluetas más destacadas resaltan las chaquetas en tweed bordado y los vestidos con hombros cubiertos y poco escote que dan lugar a una sucesión de elegantes y femeninos looks. El Kaiser sorprende a su público con una de las piezas claves del desfile, un abrigo en tul de seda bordado a mano por los artesanos de la marca.
El exclusivo proceso de creación de esta pieza única, comienza como un sueño en la mente del diseñador alemán, perlas de cristal y paillettes en plata que dibuja en un boceto y entrega al Premier Atelier. Las bordadoras presentan una detallada propuesta al diseñador que, una vez aprobada, comienzan a trasladar a la tela. Trabajan a pleno rendimiento aplicando las pequeñas piezas al suave tejido mediante la técnica de Lunéville, según la tradición más artesanal, dando así vida al paño imaginado por Lagerfeld. Una vez terminado, se envía al taller de alta costura y, tras numerosas pruebas, fittings y horas de patronaje y costura, saldrá el espectacular abrigo listo para desfile.
La maison cuenta con algunos de los mejores artesanos del mundo, lo que les permite realizar espectaculares trabajos manuales que vemos plasmados en diseños tan exclusivos como este que, tras 900 horas de labor, deja de ser el sueño de Lagerfeld para convertirse en objeto de deseo de cualquier mujer.
Colección tras colección, el afamado diseñador nos sorprende con sus puestas en escena y su habilidad para seguir haciendo realidad la esencia de Gabrielle, la búsqueda de la femineidad rompiendo cánones armados y estructurados. Haciendo énfasis en el legado de Coco, ha sabido aportar a la mujer Chanel encanto y sensualidad.