Por Debbie Gaulin
Fotos © Gentileza La Mamounia Marrakech
Entre los premios que distinguen a La Mamounia, destacan el Tatler Travel Awards 2010 como “Hotel del Año”, Travel and Leisure Design Awards 2010 como “Best Resort”, además de formar parte de la Gold List 2010 de Condé Nast Traveller.
Entre sus pergaminos, los elogios de varios personajes importantes: Winston Churchill lo definía como “el lugar más encantador del mundo” y solía pintar desde la ventana de su habitación las puestas de sol con los Montes Atlas de fondo. En 1953 Alfred Hitchcock filmó en su vestíbulo de mármol algunas escenas de “El hombre que sabía demasiado”. Esto sin contar la innumerable cantidad de celebridades del mundo del espectáculo, la política, el arte y las letras que han transitado por sus pasillos en diversas etapas de la historia: Charles Chaplin, Edith Piaf, Sharon Stone y últimamente –para su reinauguración– Gwyneth Paltrow y Orlando Bloom, entre otros.
Nos referimos al legendario hotel marroquí La Mamounia, ubicado junto a los muros de la medina de Marrakech –proclamada patrimonio de la humanidad–, que reabrió sus puertas a fines de 2009 tras tres años de remodelaciones y restauraciones que involucraron la suma de USD176 millones.
El responsable del radical cambio del hotel fue el decorador francés Jacques García, quien combinó equilibradamente la simplicidad del estilo art-decó con las filigranas del árabe-andaluz para conferir aires nuevos a la construcción inserta en 15 hectáreas de jardines pródigos en palmeras, olivos y jazmines. Todo con la intención de volver a atraer a las personalidades más rutilantes del mundo, tal cual fue en los años mozos del hotel.
Construido en 1923, cuando Marruecos era un protectorado francés, el hotel debe su nombre al príncipe Mamoun, hijo del rey marroquí del siglo XVIII, Sidi Mohammed Ben Abdallah. Al casarse, Mamoun heredó de su padre parte de un maravilloso arsat o jardín –el Arsat al-Mamoun–, que hoy rodea sinuosamente el lujoso edificio.
Como en toda construcción de influencia árabe, el hotel tiene varios patios internos donde los protagonistas son las fuentes de agua y los refinados mosaicos. En las 210 habitaciones y suites que miran a los jardines, los arabescos esculpidos en los muros combinados con franjas de mosaicos, que cubren también los pisos, y las puertas y arcos árabes pintados a mano, dan cuenta de la fastuosidad de este palacio. Según las características de la suite, el valor por noche varía entre los 780 y los USD10,350.
Lo que respecta a la gastronomía, los cinco bares y cuatro restaurantes del lugar ofrecen comida típica marroquí, francesa e italiana y cócteles y tragos que pueden ser disfrutados en diversos ambientes: inglés (al estilo Churchill), árabe-andaluz e italiano, entre otros. “Sólo hay tres reglas de oro para un palacio de esta envergadura: Elegancia, elegancia y elegancia”, asegura Jacques García.
Fotos © Gentileza La Mamounia Marrakech
Entre los premios que distinguen a La Mamounia, destacan el Tatler Travel Awards 2010 como “Hotel del Año”, Travel and Leisure Design Awards 2010 como “Best Resort”, además de formar parte de la Gold List 2010 de Condé Nast Traveller.
Entre sus pergaminos, los elogios de varios personajes importantes: Winston Churchill lo definía como “el lugar más encantador del mundo” y solía pintar desde la ventana de su habitación las puestas de sol con los Montes Atlas de fondo. En 1953 Alfred Hitchcock filmó en su vestíbulo de mármol algunas escenas de “El hombre que sabía demasiado”. Esto sin contar la innumerable cantidad de celebridades del mundo del espectáculo, la política, el arte y las letras que han transitado por sus pasillos en diversas etapas de la historia: Charles Chaplin, Edith Piaf, Sharon Stone y últimamente –para su reinauguración– Gwyneth Paltrow y Orlando Bloom, entre otros.
Nos referimos al legendario hotel marroquí La Mamounia, ubicado junto a los muros de la medina de Marrakech –proclamada patrimonio de la humanidad–, que reabrió sus puertas a fines de 2009 tras tres años de remodelaciones y restauraciones que involucraron la suma de USD176 millones.
El responsable del radical cambio del hotel fue el decorador francés Jacques García, quien combinó equilibradamente la simplicidad del estilo art-decó con las filigranas del árabe-andaluz para conferir aires nuevos a la construcción inserta en 15 hectáreas de jardines pródigos en palmeras, olivos y jazmines. Todo con la intención de volver a atraer a las personalidades más rutilantes del mundo, tal cual fue en los años mozos del hotel.
Construido en 1923, cuando Marruecos era un protectorado francés, el hotel debe su nombre al príncipe Mamoun, hijo del rey marroquí del siglo XVIII, Sidi Mohammed Ben Abdallah. Al casarse, Mamoun heredó de su padre parte de un maravilloso arsat o jardín –el Arsat al-Mamoun–, que hoy rodea sinuosamente el lujoso edificio.
Como en toda construcción de influencia árabe, el hotel tiene varios patios internos donde los protagonistas son las fuentes de agua y los refinados mosaicos. En las 210 habitaciones y suites que miran a los jardines, los arabescos esculpidos en los muros combinados con franjas de mosaicos, que cubren también los pisos, y las puertas y arcos árabes pintados a mano, dan cuenta de la fastuosidad de este palacio. Según las características de la suite, el valor por noche varía entre los 780 y los USD10,350.
Lo que respecta a la gastronomía, los cinco bares y cuatro restaurantes del lugar ofrecen comida típica marroquí, francesa e italiana y cócteles y tragos que pueden ser disfrutados en diversos ambientes: inglés (al estilo Churchill), árabe-andaluz e italiano, entre otros. “Sólo hay tres reglas de oro para un palacio de esta envergadura: Elegancia, elegancia y elegancia”, asegura Jacques García.