Por Mariangela Lugani
Fotos © Colani Trading AG
Con algunas de sus creaciones, Luigi Colani no siempre ha estado en tierra firme. Los objetos voladores, aeronáuticos y espaciales que han surgido de su imaginación con un estilo futurista, disfrutaron de un gran círculo de admiración y sus bien formados colosos clasificaron en los grandes récords mundiales. Por más de 50 años, este diseñador, que tiene sus raíces en la región de los Alpes Suizos, nos sigue sorprendiendo con formas y estructuras de un tipo muy especial. En agosto celebrará su cumpleaños número 80, pero está lejos de pensar en el retiro. Hablamos con el filósofo de la tercera dimensión acerca de sus visiones.
¿En el amplio rango de diseñador, artista, ingeniero, constructor, en dónde se sitúa a sí mismo?
Soy un filósofo de la tercera dimensión. Me acerco a preguntas o problemas como un naturalista. La naturaleza se relaciona con el diseño, tienen interacción, la naturaleza es mi sabia maestra. Yo soy sólo un intérprete, me podrían considerar el padre del diseño natural. Lo que diseño es 95% naturaleza y 5% Colani, que es lo que hace el diseñador estrella.
¿Tiene un proyecto personal favorito?
No, en absoluto. De hecho, el último o actual proyecto es siempre el más cercano a mi corazón. Uno de ellos es un campo de tenis de 25 km2 que parece una raqueta de tenis gigante tendida en la arena. Es un gran proyecto que también comprende villas, hoteles y restaurantes. Una creación típica para el desierto, donde el dinero fluye y donde no hay límites (todavía). Sin embargo, Dubai y Qatar están disputando donde, exactamente, se va a construir.
¿Habiendo desempeñado un rol activo en el diseño por más de 50 años, qué tipo de relación tiene todavía con los proyectos individuales?
Una relación de amor. Estoy con todos y cada uno de los proyectos y los llevo hasta la instancia de ventas, ya que a menudo también diseño el packaging. Generalmente tengo una conexión muy humana con todos los desarrollos y para mí no es ningún problema tener extensos diálogos a cerca de una taza de café o de unos lentes ópticos.
¿Qué ha cambiado fundamentalmente en el campo del diseño en las últimas cinco décadas?
Absolutamente nada. Hace 20 años soplaban vientos de revolución en todo –políticamente así como en la creación, en el diseño– vientos de renovación. Hoy en día prevalece una “calma espiritual”.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes que piensan en la carrera de diseño?
No estudien diseño. Mejor trabajar como yesero por un año para llegar a conocer la tercera dimensión, seguido de estudios de filosofía y aerodinámica y de esta manera llegar a la grandeza intelectual.
Profesor Colani, con usted los límites entre la utopía y la utilidad cotidiana se están borrando. Varias de sus ideas ya han causado, como ideas, una importante repercusión, pero aún así muchas no van más allá de la fase de prototipo. ¿Hasta qué punto cree usted que puede decir que sus creaciones se han establecido en la vida cotidiana del público en general?
Enormemente. Pero en los consejos de administración de las industrias se trata con seres humanos llenos de miedo y siempre con el pie en los frenos. A menudo tengo la sensación de que mi rueda gira muy rápido; la cooperación con las industrias donde prevalece el temor está condenada a un fracaso abismal. Los tiempos no coinciden.
Desde hace mucho tiempo Usted se ha convertido en un ícono del diseño, en Europa ya ha sido llamado el Leonardo da Vinci del siglo XX, ¿qué importancia atribuye a tales títulos?
Así como la revista París Match me dio el título “Leonardo da Vinci de la era de plástico”, los japoneses –por las formas orgánicas– me relacionan con Antonio Gaudí. Bueno, a los periodistas les gusta hacer comparaciones, a veces exageran y a veces subestiman. Por supuesto que ser comparado con Leonardo da Vinci es un gran honor.
La variedad de sus diseños va desde una jarra de té a muebles, automóviles y camiones, llegando hasta utópicos objetos voladores. Sus diseños son siempre espectaculares, ¿qué lo inspira?
La palabra “espectacular” requiere ajustes. Soy tal vez un técnico muy experto y me guío por las últimas posibilidades que ofrece la industria. En cuanto a la inspiración solamente necesitamos dar un buen vistazo a nuestro alrededor y recordar el optimismo que perdimos unos 20 años atrás.
¿Cómo evaluaría la situación actual del diseño?
La riqueza prevaleciente en la Europa de hoy proporciona tierras fértiles para la media –también en el diseño–. El profuso crecimiento natural ya no se pregunta. Hoy en día el pensamiento es siempre a corto plazo. No hay una planificación para los próximos 10 años, sólo para el mañana. Lo que no es inmediatamente exitoso se discontinúa en el momento. Por esta razón, estoy planeando establecer el “Club of Europe”, un grupo de optimistas de diversos ámbitos y esferas, con el fin de iniciar una campaña en contra de todos estos miedos.
Una de sus marcas son las formas orgánicas: formas redondeadas, elipses, líneas suaves. ¿Por qué tiene la naturaleza tanta importancia en sus creaciones?
Francamente, yo no soy en realidad un diseñador. En la escuela de artes en Berlín me gradué de escultor –por lo que realmente soy un escultor– por lo tanto domino el arte de dar forma y modelar algo de piedra y, por consiguiente, el arte 3D. Como siempre he amado construir autos y aviones, fui a la Sorbona en París en 1974 para estudiar la construcción de ultraligeros con especialidad en la aerodinámica. En este marco entre la escultura y la aerodinámica se puede encontrar todo lo que significa el diseño. Estoy muy familiarizado con la tercera dimensión porque soy un escultor y, al mismo tiempo, versado en cuestiones técnicas.
Luigi Colani es, desde hace más de una década, asesor de la NASA.
Fotos © Colani Trading AG
Con algunas de sus creaciones, Luigi Colani no siempre ha estado en tierra firme. Los objetos voladores, aeronáuticos y espaciales que han surgido de su imaginación con un estilo futurista, disfrutaron de un gran círculo de admiración y sus bien formados colosos clasificaron en los grandes récords mundiales. Por más de 50 años, este diseñador, que tiene sus raíces en la región de los Alpes Suizos, nos sigue sorprendiendo con formas y estructuras de un tipo muy especial. En agosto celebrará su cumpleaños número 80, pero está lejos de pensar en el retiro. Hablamos con el filósofo de la tercera dimensión acerca de sus visiones.
¿En el amplio rango de diseñador, artista, ingeniero, constructor, en dónde se sitúa a sí mismo?
Soy un filósofo de la tercera dimensión. Me acerco a preguntas o problemas como un naturalista. La naturaleza se relaciona con el diseño, tienen interacción, la naturaleza es mi sabia maestra. Yo soy sólo un intérprete, me podrían considerar el padre del diseño natural. Lo que diseño es 95% naturaleza y 5% Colani, que es lo que hace el diseñador estrella.
¿Tiene un proyecto personal favorito?
No, en absoluto. De hecho, el último o actual proyecto es siempre el más cercano a mi corazón. Uno de ellos es un campo de tenis de 25 km2 que parece una raqueta de tenis gigante tendida en la arena. Es un gran proyecto que también comprende villas, hoteles y restaurantes. Una creación típica para el desierto, donde el dinero fluye y donde no hay límites (todavía). Sin embargo, Dubai y Qatar están disputando donde, exactamente, se va a construir.
¿Habiendo desempeñado un rol activo en el diseño por más de 50 años, qué tipo de relación tiene todavía con los proyectos individuales?
Una relación de amor. Estoy con todos y cada uno de los proyectos y los llevo hasta la instancia de ventas, ya que a menudo también diseño el packaging. Generalmente tengo una conexión muy humana con todos los desarrollos y para mí no es ningún problema tener extensos diálogos a cerca de una taza de café o de unos lentes ópticos.
¿Qué ha cambiado fundamentalmente en el campo del diseño en las últimas cinco décadas?
Absolutamente nada. Hace 20 años soplaban vientos de revolución en todo –políticamente así como en la creación, en el diseño– vientos de renovación. Hoy en día prevalece una “calma espiritual”.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes que piensan en la carrera de diseño?
No estudien diseño. Mejor trabajar como yesero por un año para llegar a conocer la tercera dimensión, seguido de estudios de filosofía y aerodinámica y de esta manera llegar a la grandeza intelectual.
Profesor Colani, con usted los límites entre la utopía y la utilidad cotidiana se están borrando. Varias de sus ideas ya han causado, como ideas, una importante repercusión, pero aún así muchas no van más allá de la fase de prototipo. ¿Hasta qué punto cree usted que puede decir que sus creaciones se han establecido en la vida cotidiana del público en general?
Enormemente. Pero en los consejos de administración de las industrias se trata con seres humanos llenos de miedo y siempre con el pie en los frenos. A menudo tengo la sensación de que mi rueda gira muy rápido; la cooperación con las industrias donde prevalece el temor está condenada a un fracaso abismal. Los tiempos no coinciden.
Desde hace mucho tiempo Usted se ha convertido en un ícono del diseño, en Europa ya ha sido llamado el Leonardo da Vinci del siglo XX, ¿qué importancia atribuye a tales títulos?
Así como la revista París Match me dio el título “Leonardo da Vinci de la era de plástico”, los japoneses –por las formas orgánicas– me relacionan con Antonio Gaudí. Bueno, a los periodistas les gusta hacer comparaciones, a veces exageran y a veces subestiman. Por supuesto que ser comparado con Leonardo da Vinci es un gran honor.
La variedad de sus diseños va desde una jarra de té a muebles, automóviles y camiones, llegando hasta utópicos objetos voladores. Sus diseños son siempre espectaculares, ¿qué lo inspira?
La palabra “espectacular” requiere ajustes. Soy tal vez un técnico muy experto y me guío por las últimas posibilidades que ofrece la industria. En cuanto a la inspiración solamente necesitamos dar un buen vistazo a nuestro alrededor y recordar el optimismo que perdimos unos 20 años atrás.
¿Cómo evaluaría la situación actual del diseño?
La riqueza prevaleciente en la Europa de hoy proporciona tierras fértiles para la media –también en el diseño–. El profuso crecimiento natural ya no se pregunta. Hoy en día el pensamiento es siempre a corto plazo. No hay una planificación para los próximos 10 años, sólo para el mañana. Lo que no es inmediatamente exitoso se discontinúa en el momento. Por esta razón, estoy planeando establecer el “Club of Europe”, un grupo de optimistas de diversos ámbitos y esferas, con el fin de iniciar una campaña en contra de todos estos miedos.
Una de sus marcas son las formas orgánicas: formas redondeadas, elipses, líneas suaves. ¿Por qué tiene la naturaleza tanta importancia en sus creaciones?
Francamente, yo no soy en realidad un diseñador. En la escuela de artes en Berlín me gradué de escultor –por lo que realmente soy un escultor– por lo tanto domino el arte de dar forma y modelar algo de piedra y, por consiguiente, el arte 3D. Como siempre he amado construir autos y aviones, fui a la Sorbona en París en 1974 para estudiar la construcción de ultraligeros con especialidad en la aerodinámica. En este marco entre la escultura y la aerodinámica se puede encontrar todo lo que significa el diseño. Estoy muy familiarizado con la tercera dimensión porque soy un escultor y, al mismo tiempo, versado en cuestiones técnicas.
Luigi Colani es, desde hace más de una década, asesor de la NASA.