Por Andrés Denis
Fotos ©Biomega
La historia de Biomega comienza en 1990 con la pasión de Jens Martin Skibsted por las bicicletas y, a la vez, el diseño y la estética. Skibsted nació en Dinamarca, donde la bicicleta era el principal medio de transporte. En un viaje a Barcelona se sintió inspirado por “aquellos edificios modernistas que por ser funcionales no perdían su belleza”, y comenzó a dibujar, buscando “celebrar a la bicicleta como un objeto intrínsecamente bello, capaz de transmitir un cierto estilo de vida”.
Skibsted conoció al diseñador Mark Newson mientras estudiaba filosofía en la Universidad de Copenhagen, y todavía era “...un estudiante con una idea pero sin una compañía”. A pesar de esto la idea captó la atención de Newson, quien diseñó el primer producto de Biomega. “Para un diseñador, una bicicleta es un objeto agradable para crear, no está atrapado en la casa de alguien, muchas personas pueden verlo, y además muchos las asocian con recuerdos positivos de la infancia”.
Tan importante como la tecnología innovadora utilizada en las bicicletas Biomega, es la filosofía detrás de ellas. “Mi objetivo era crear algo que estuviera bien diseñado, que fuera lujoso, funcional, y capaz de comunicar algo sobre la persona que lo utiliza y su estilo de vida”, comenta Skibsted.
Fotos ©Biomega
La historia de Biomega comienza en 1990 con la pasión de Jens Martin Skibsted por las bicicletas y, a la vez, el diseño y la estética. Skibsted nació en Dinamarca, donde la bicicleta era el principal medio de transporte. En un viaje a Barcelona se sintió inspirado por “aquellos edificios modernistas que por ser funcionales no perdían su belleza”, y comenzó a dibujar, buscando “celebrar a la bicicleta como un objeto intrínsecamente bello, capaz de transmitir un cierto estilo de vida”.
Skibsted conoció al diseñador Mark Newson mientras estudiaba filosofía en la Universidad de Copenhagen, y todavía era “...un estudiante con una idea pero sin una compañía”. A pesar de esto la idea captó la atención de Newson, quien diseñó el primer producto de Biomega. “Para un diseñador, una bicicleta es un objeto agradable para crear, no está atrapado en la casa de alguien, muchas personas pueden verlo, y además muchos las asocian con recuerdos positivos de la infancia”.
Tan importante como la tecnología innovadora utilizada en las bicicletas Biomega, es la filosofía detrás de ellas. “Mi objetivo era crear algo que estuviera bien diseñado, que fuera lujoso, funcional, y capaz de comunicar algo sobre la persona que lo utiliza y su estilo de vida”, comenta Skibsted.