Por Ana Victoria Ochagavía, desde Sao Paulo, Brasil
Fotos Gentileza Hotel Unique
Ubicado en la azotea del Hotel Unique, referente arquitectónico en la ciudad de Sao Paulo, este restaurante, a cargo de un francés aventurero, seduce por el paladar con sabores poderosos y multiculturales.
La noche cae sobre Sao Paulo y a medida que las luminarias comienzan a encenderse, una sensación de efervescencia invade esta ciudad de 11 millones de habitantes.
El paulistano es, en esencia, gozador, amante de la noche, la buena mesa y los placeres palpables por los cinco sentidos. Pero su goce no es uno vacío, porque esta ciudad exuda cultura por todos y cada uno de sus poros. La comida, los hoteles, los edificios y hasta el fútbol, todo está imbuido de historia, pasión por el arte y la arquitectura, y fuerte identidad nacional y local. No en vano, Sao Paulo es considerada la New York de Latinoamérica, una urbe cosmopolita, diversa, vibrante.
Así, no sorprende que al caer la noche los ánimos se enciendan. Por tradición, el paulistano come mucho fuera de casa, suele encontrarse con los amigos después del trabajo y, alineado con su herencia italiana –una de las colonias históricamente más influyentes del Estado–, cocina gnocchis los días 29 de cada mes, y pizza todos los viernes.
Esta fusión de culturas y tradiciones culinarias ha derivado en un particular imaginario gastronómico, de donde han surgido chefs talentosos y restaurantes de nivel internacional. Uno de ellos es Skye, ubicado en la azotea del Hotel Unique, recinto boutique de sorprendente diseño que visitamos por invitación de TAM Linhas Aéreas y Sao Paulo Turismo, en un viaje donde el Lujo y el savoir vivre fueron las notas dominantes.
SABORES PARA TOCAR EL CIELO
Morfológicamente similar a una sandía partida por la mitad, Unique fue proyectado en 2002 por el reputado arquitecto Ruy Othake, apostando por formas sinuosas capaces de transformar el paisaje urbano. Ese ha sido precisamente el resultado logrado en el barrio Jardín Paulista, uno de los más elegantes de la ciudad, donde el hotel es hoy un referente.
“Mi planteamiento en Unique fue que el vacío puede tener mucha fuerza”, comenta Othake, aludiendo a la columna de 25 metros de altura que sustenta la nave semicircular del recinto de seis pisos. En el mismo formato, las 95 habitaciones y suites high tech cuentan con ventanas esféricas de 1.80 m de diámetro, por donde la luz entra a raudales.
Fotos Gentileza Hotel Unique
Ubicado en la azotea del Hotel Unique, referente arquitectónico en la ciudad de Sao Paulo, este restaurante, a cargo de un francés aventurero, seduce por el paladar con sabores poderosos y multiculturales.
La noche cae sobre Sao Paulo y a medida que las luminarias comienzan a encenderse, una sensación de efervescencia invade esta ciudad de 11 millones de habitantes.
El paulistano es, en esencia, gozador, amante de la noche, la buena mesa y los placeres palpables por los cinco sentidos. Pero su goce no es uno vacío, porque esta ciudad exuda cultura por todos y cada uno de sus poros. La comida, los hoteles, los edificios y hasta el fútbol, todo está imbuido de historia, pasión por el arte y la arquitectura, y fuerte identidad nacional y local. No en vano, Sao Paulo es considerada la New York de Latinoamérica, una urbe cosmopolita, diversa, vibrante.
Así, no sorprende que al caer la noche los ánimos se enciendan. Por tradición, el paulistano come mucho fuera de casa, suele encontrarse con los amigos después del trabajo y, alineado con su herencia italiana –una de las colonias históricamente más influyentes del Estado–, cocina gnocchis los días 29 de cada mes, y pizza todos los viernes.
Esta fusión de culturas y tradiciones culinarias ha derivado en un particular imaginario gastronómico, de donde han surgido chefs talentosos y restaurantes de nivel internacional. Uno de ellos es Skye, ubicado en la azotea del Hotel Unique, recinto boutique de sorprendente diseño que visitamos por invitación de TAM Linhas Aéreas y Sao Paulo Turismo, en un viaje donde el Lujo y el savoir vivre fueron las notas dominantes.
SABORES PARA TOCAR EL CIELO
Morfológicamente similar a una sandía partida por la mitad, Unique fue proyectado en 2002 por el reputado arquitecto Ruy Othake, apostando por formas sinuosas capaces de transformar el paisaje urbano. Ese ha sido precisamente el resultado logrado en el barrio Jardín Paulista, uno de los más elegantes de la ciudad, donde el hotel es hoy un referente.
“Mi planteamiento en Unique fue que el vacío puede tener mucha fuerza”, comenta Othake, aludiendo a la columna de 25 metros de altura que sustenta la nave semicircular del recinto de seis pisos. En el mismo formato, las 95 habitaciones y suites high tech cuentan con ventanas esféricas de 1.80 m de diámetro, por donde la luz entra a raudales.
Otra osadía creativa del arquitecto fue situar el restaurante del hotel, Skye, en la azotea. Allí se accede a través de un ascensor panorámico que ofrece una visión amplia del barrio y sus confines. Las luces de tonalidades púrpuras del salón principal son apenas la antesala al gran lounge, deck descubierto donde una piscina de mosaicos rojos y una vista de 360º a la ciudad hacen toda la diferencia con los más de 12 mil restaurantes que Sao Paulo ostenta actualmente.
En estos dominios, el indiscutido emperador es el chef, Emmanuel Bassoleil. Aventurero impenitente, este francés encontró en Sao Paulo su lugar en el mundo. Entre otras cosas, porque fue aquí donde dio forma –hace 24 años– a su identidad gastronómica, signada por un apego a lo multicultural y cero temor a las mezclas.
Bassoleil no está solo a cargo de Skye sino de la cocina del hotel completo, lo que implica responsabilizarse por más de 50 mil comidas al mes. “No voy a negar que el miedo de asumir este desafío estuvo a punto de ganarme”, confiesa el chef. “Pero pronto comprendí que no debía imponerme exigencias absurdas como ser el mejor o el más cotizado, sino lograr que la gente disfrutara y se sintiera cómoda, en un ambiente elegante, fresco y relajado”, agrega.
Según esa filosofía, en Skye es posible ver a ejecutivos de cuello y corbata almorzando junto a turistas en traje de baño y celebridades locales y mundiales. “Aquí no hay etiquetas, reglas ni imposiciones, solo placer”, enfatiza el chef en un portugués sin imperfecciones. “Mi gastronomía es de poco aspaviento. Adoro los sabores y aromas envolventes, multiculturales, poderosos, como el de un risotto acompañado de un guisado de carne seca. Me gusta seducir por el paladar”, concluye.
En estos dominios, el indiscutido emperador es el chef, Emmanuel Bassoleil. Aventurero impenitente, este francés encontró en Sao Paulo su lugar en el mundo. Entre otras cosas, porque fue aquí donde dio forma –hace 24 años– a su identidad gastronómica, signada por un apego a lo multicultural y cero temor a las mezclas.
Bassoleil no está solo a cargo de Skye sino de la cocina del hotel completo, lo que implica responsabilizarse por más de 50 mil comidas al mes. “No voy a negar que el miedo de asumir este desafío estuvo a punto de ganarme”, confiesa el chef. “Pero pronto comprendí que no debía imponerme exigencias absurdas como ser el mejor o el más cotizado, sino lograr que la gente disfrutara y se sintiera cómoda, en un ambiente elegante, fresco y relajado”, agrega.
Según esa filosofía, en Skye es posible ver a ejecutivos de cuello y corbata almorzando junto a turistas en traje de baño y celebridades locales y mundiales. “Aquí no hay etiquetas, reglas ni imposiciones, solo placer”, enfatiza el chef en un portugués sin imperfecciones. “Mi gastronomía es de poco aspaviento. Adoro los sabores y aromas envolventes, multiculturales, poderosos, como el de un risotto acompañado de un guisado de carne seca. Me gusta seducir por el paladar”, concluye.