Por Claudia Aliaga L.
Fotos Gentileza Viña Concha y Toro
En las afueras cercanas a la capital se encuentra el entorno ideal para pasar el día, en compañía de amigos y familia, disfrutando del fino maridaje de platos y copas, gratos paisajes y paseos por la más premiada de las viñas chilenas.
Emplazada en el paradisíaco entorno de la localidad de Pirque –a solo 45 minutos de Santiago– Concha y Toro se erige como la más grande y tradicional de las viñas chilenas.
Elegida por la revista Wine Spectator como la mejor viña para visitar en el país, Concha y Toro ofrece distintos tipos de visitas guiadas para los amantes del vino y sus familias, quienes viven una experiencia lúdica y grata, disfrutando de la naturaleza y aprendiendo de cultura enológica en un ambiente y clima privilegiado. Cabe destacar que el rol protagónico de la visita lo acapara el Wine Bar, lugar donde se puede degustar gran variedad de vinos, entre ellos el emblemático Don Melchor, icono de Concha y Toro por su carácter y complejidad.
Además, el lugar ofrece la posibilidad de degustar y disfrutar de una gastronomía que incorpora carnes, pescados, tapas y pastas, entre otras delicias, que se fusionan en platos preparados con estética, sobriedad y buen gusto. Su carta –liderada por la destacada chef Bernardita Munita– es dinámica y está en permanente renovación, logrando atractivos maridajes de los vinos con la comida. En cada plato destaca la utilización de ingredientes frescos, orgánicos y de primera calidad, que acentúan los sabores y agradan a los comensales más exigentes, por su creatividad y a la vez sencillez. Su servicio es ágil y ameno, para privilegiar así el tiempo de los visitantes en la viña.
Y los atractivos siguen, ya que el reconocido tour en Pirque incluye un recorrido por sus bodegas, viñedos y, por supuesto, la famosa Casona de Pirque –residencia privada de la familia fundadora– edificada en 1875. Todo lo anterior hace de éste un paseo de distintos alcances en donde los guías y enólogos satisfacen las dudas del visitante con cordialidad y prestancia. Destaca la visita a los recónditos parajes de las bodegas del patriarca don Melchor de Concha y Toro, en donde éste guardaba sus más preciados vinos, especialmente el que dio nombre a la sabida leyenda que ha dado la vuelta al mundo: Casillero del Diablo.
Una experiencia inolvidable, emplazada en las afueras de la capital, que cuenta además con un jardín muy variado que deleita la vista con las distintas cepas que dan origen a los diferentes y afamados vinos de Concha y Toro. Imperdible.
Fotos Gentileza Viña Concha y Toro
En las afueras cercanas a la capital se encuentra el entorno ideal para pasar el día, en compañía de amigos y familia, disfrutando del fino maridaje de platos y copas, gratos paisajes y paseos por la más premiada de las viñas chilenas.
Emplazada en el paradisíaco entorno de la localidad de Pirque –a solo 45 minutos de Santiago– Concha y Toro se erige como la más grande y tradicional de las viñas chilenas.
Elegida por la revista Wine Spectator como la mejor viña para visitar en el país, Concha y Toro ofrece distintos tipos de visitas guiadas para los amantes del vino y sus familias, quienes viven una experiencia lúdica y grata, disfrutando de la naturaleza y aprendiendo de cultura enológica en un ambiente y clima privilegiado. Cabe destacar que el rol protagónico de la visita lo acapara el Wine Bar, lugar donde se puede degustar gran variedad de vinos, entre ellos el emblemático Don Melchor, icono de Concha y Toro por su carácter y complejidad.
Además, el lugar ofrece la posibilidad de degustar y disfrutar de una gastronomía que incorpora carnes, pescados, tapas y pastas, entre otras delicias, que se fusionan en platos preparados con estética, sobriedad y buen gusto. Su carta –liderada por la destacada chef Bernardita Munita– es dinámica y está en permanente renovación, logrando atractivos maridajes de los vinos con la comida. En cada plato destaca la utilización de ingredientes frescos, orgánicos y de primera calidad, que acentúan los sabores y agradan a los comensales más exigentes, por su creatividad y a la vez sencillez. Su servicio es ágil y ameno, para privilegiar así el tiempo de los visitantes en la viña.
Y los atractivos siguen, ya que el reconocido tour en Pirque incluye un recorrido por sus bodegas, viñedos y, por supuesto, la famosa Casona de Pirque –residencia privada de la familia fundadora– edificada en 1875. Todo lo anterior hace de éste un paseo de distintos alcances en donde los guías y enólogos satisfacen las dudas del visitante con cordialidad y prestancia. Destaca la visita a los recónditos parajes de las bodegas del patriarca don Melchor de Concha y Toro, en donde éste guardaba sus más preciados vinos, especialmente el que dio nombre a la sabida leyenda que ha dado la vuelta al mundo: Casillero del Diablo.
Una experiencia inolvidable, emplazada en las afueras de la capital, que cuenta además con un jardín muy variado que deleita la vista con las distintas cepas que dan origen a los diferentes y afamados vinos de Concha y Toro. Imperdible.