Por Ana Victoria Ochagavía
Fotos: Gentileza Theurel and Thomas
Fotos: Gentileza Theurel and Thomas

Los paladares afines a lo dulce lo presienten hace tiempo. El macaron, el tradicional pastelito galo, se ha puesto de moda. Y la ciudad mexicana de Monterrey no ha querido sustraerse a esta apetitosa tendencia. Así, Theurel and Thomas, un pequeño enclave abocado con minuciosidad a la alta repostería francesa, se ha especializado en estas galletitas de Lujo aportando un invaluable valor agregado de color y belleza.
En medio del blanco imperante en paredes, accesorios y anaqueles, los delicados y coloridos macarons son los indiscutidos protagonistas. Así, la estética circundante es el primer paso hacia el momento esencial: aquel en que el primer pastelito de vainilla de Papantla, té verde, café Veracruz o pétalo de rosas, se deshace en la boca.
Creación del chef repostero Irving Quiroz Quintana, amante de lo dulce, lo francés y lo chic, esta pastelería boutique –que da a sus creaciones el tratamiento de verdaderas joyas– se ha adherido a una corriente que viene ganando terreno en el mundo. Y es que, desde que Sofia Coppola los usó para realzar la colorida estética de su película María Antonieta (2006), la antigua pasión por los macarons se convirtió en furor. La receta, como todo en la alta repostería, es simple y delicada, pero llena de secretos. Se trata de dos cubiertas de masa elaboradas en base a harina de almendras, clara de huevo y azúcar, unidas por rellenos tan diversos como té chai, pistacho, ganache, frambuesa y caramelo, entre muchos otros. Sin duda, un dulce fino por sus ingredientes, y casi imposible de resistir. No en vano en Francia, el macaron cuenta hasta con un museo propio: Le Musée de L´Amande et du Macaron, en la ciudad de Montmorillon.
En medio del blanco imperante en paredes, accesorios y anaqueles, los delicados y coloridos macarons son los indiscutidos protagonistas. Así, la estética circundante es el primer paso hacia el momento esencial: aquel en que el primer pastelito de vainilla de Papantla, té verde, café Veracruz o pétalo de rosas, se deshace en la boca.
Creación del chef repostero Irving Quiroz Quintana, amante de lo dulce, lo francés y lo chic, esta pastelería boutique –que da a sus creaciones el tratamiento de verdaderas joyas– se ha adherido a una corriente que viene ganando terreno en el mundo. Y es que, desde que Sofia Coppola los usó para realzar la colorida estética de su película María Antonieta (2006), la antigua pasión por los macarons se convirtió en furor. La receta, como todo en la alta repostería, es simple y delicada, pero llena de secretos. Se trata de dos cubiertas de masa elaboradas en base a harina de almendras, clara de huevo y azúcar, unidas por rellenos tan diversos como té chai, pistacho, ganache, frambuesa y caramelo, entre muchos otros. Sin duda, un dulce fino por sus ingredientes, y casi imposible de resistir. No en vano en Francia, el macaron cuenta hasta con un museo propio: Le Musée de L´Amande et du Macaron, en la ciudad de Montmorillon.