Por Priscila Portugal
Fotos: Gentileza Warner Bros. Studios
Accesorios tales como relojes grandes, carteras de cuero Gucci y zapatos Jimmy Choo ayudan al director, John Lee Hancock, a narrar una trama llena de complejidades.
“No me pondré ese anaranjado chillón. No lo haré. No es mi color… Algo que sé, acerca de comprar, es que si no te encanta en la tienda, no te lo pondrás nunca. Así que antes de escoger algo, pregúntate siempre: ¿soy yo?”.
Estas frases podrían provenir de una película totalmente centrada en la moda, pero no. Son proferidas por Leigh Anne Tuohy –encarnada por la actriz Sandra Bullock, quien recibió el Oscar por este trabajo–, protagonista de The blind side, nominada al Oscar a la Mejor Película en 2009. Una historia verídica y sensible, con ribetes sociales y una estética memorable gracias al refinado vestuario, firmado por Daniel Orlandi. Tan importante es el vestuario para el guión, que da inicio a la inusual relación de afecto entre una decoradora muy rica y un adolescente sin familia.
Cuando Leigh Anne observa a Michael Ohen (Quinton Aaron), de 17 años, vagando por las calles en una noche fría, con apenas una camiseta azul de manga corta, se conmueve profundamente y lo invita a dormir a su casa. Entre maravillado y asustado, Michael acepta la invitación, sin imaginar que este gesto cambiará su vida para siempre: se transformará en uno de los mayores jugadores de fútbol de su época.
Para contar esta historia que opone posiciones sociales y personalidades disímiles, Orlandi toma decisiones sabias. La simplicidad de Michael se refleja en camisetas holgadas y bermudas, mientras que el rigor de las maestras de la tradicional escuela católica se traduce en cabellos lisos y trajes sobrios. En el vestuario de Leigh Anne, en tanto, priman clásicos como blazers, camisas, polleras rectas y jeans.
El trabajo del diseñador de vestuario escapa del sentido común. Transmite los conceptos de riqueza y glamour no apostando por Chanel o Dior –lo obvio– sino por Oscar de La Renta, Anne Fontaine y Neiman Marcus. Y jamás olvida una regla de oro del buen vestir: los zapatos Jimmy Choo y Manolo Blahnik. Anteojos de sol enormes y generosas carteras de cuero Gucci completan los más de 40 looks exhibidos por Leigh Anne. En cuanto a las tonalidades escogidas, éstas son neutras, con predominancia de negro, azul navy, nude, capuchino y rosa claro. A través de ellas se denota el carácter de la protagonista: elegante pero casual, y más preocupada por la comodidad que por la ostentación. Una buena lección para todas las mujeres.
Fotos: Gentileza Warner Bros. Studios
Accesorios tales como relojes grandes, carteras de cuero Gucci y zapatos Jimmy Choo ayudan al director, John Lee Hancock, a narrar una trama llena de complejidades.
“No me pondré ese anaranjado chillón. No lo haré. No es mi color… Algo que sé, acerca de comprar, es que si no te encanta en la tienda, no te lo pondrás nunca. Así que antes de escoger algo, pregúntate siempre: ¿soy yo?”.
Estas frases podrían provenir de una película totalmente centrada en la moda, pero no. Son proferidas por Leigh Anne Tuohy –encarnada por la actriz Sandra Bullock, quien recibió el Oscar por este trabajo–, protagonista de The blind side, nominada al Oscar a la Mejor Película en 2009. Una historia verídica y sensible, con ribetes sociales y una estética memorable gracias al refinado vestuario, firmado por Daniel Orlandi. Tan importante es el vestuario para el guión, que da inicio a la inusual relación de afecto entre una decoradora muy rica y un adolescente sin familia.
Cuando Leigh Anne observa a Michael Ohen (Quinton Aaron), de 17 años, vagando por las calles en una noche fría, con apenas una camiseta azul de manga corta, se conmueve profundamente y lo invita a dormir a su casa. Entre maravillado y asustado, Michael acepta la invitación, sin imaginar que este gesto cambiará su vida para siempre: se transformará en uno de los mayores jugadores de fútbol de su época.
Para contar esta historia que opone posiciones sociales y personalidades disímiles, Orlandi toma decisiones sabias. La simplicidad de Michael se refleja en camisetas holgadas y bermudas, mientras que el rigor de las maestras de la tradicional escuela católica se traduce en cabellos lisos y trajes sobrios. En el vestuario de Leigh Anne, en tanto, priman clásicos como blazers, camisas, polleras rectas y jeans.
El trabajo del diseñador de vestuario escapa del sentido común. Transmite los conceptos de riqueza y glamour no apostando por Chanel o Dior –lo obvio– sino por Oscar de La Renta, Anne Fontaine y Neiman Marcus. Y jamás olvida una regla de oro del buen vestir: los zapatos Jimmy Choo y Manolo Blahnik. Anteojos de sol enormes y generosas carteras de cuero Gucci completan los más de 40 looks exhibidos por Leigh Anne. En cuanto a las tonalidades escogidas, éstas son neutras, con predominancia de negro, azul navy, nude, capuchino y rosa claro. A través de ellas se denota el carácter de la protagonista: elegante pero casual, y más preocupada por la comodidad que por la ostentación. Una buena lección para todas las mujeres.