
Pocas personas tienen la osadía de incursionar en un negocio donde no tienen historia. James Buchanan lo hizo. Nacido en Canadá, sin historia familiar ni gran fortuna, y sólo gracias a su capacidad y visión, construyó una de las empresas más prestigiosas del mundo dentro de los whiskies escoceses.
Este comerciante escocés, creó una mezcla especial de whiskies, un punto intermedio para quienes no querían la simpleza de algunos whiskies ni la gran personalidad de otros.
En 1884 deslumbra con algo más que una bonita presentación: Buchanan’s logró cautivar y atraer, por su atractivo color dorado brillante, sus aromas cremosos y el suave y goloso final de boca, a la alta sociedad londinense. El sello rojo con las iniciales de su propietario y la firma en cada botella de James Buchanan, fueron entendidas por los consumidores como un certificado de calidad que perdura hasta hoy. Buchanan’s 12 años, un gran producto que rápidamente fue adoptado en Sudamérica como el obligado a la hora de pensar en whisky escocés.
Este comerciante escocés, creó una mezcla especial de whiskies, un punto intermedio para quienes no querían la simpleza de algunos whiskies ni la gran personalidad de otros.
En 1884 deslumbra con algo más que una bonita presentación: Buchanan’s logró cautivar y atraer, por su atractivo color dorado brillante, sus aromas cremosos y el suave y goloso final de boca, a la alta sociedad londinense. El sello rojo con las iniciales de su propietario y la firma en cada botella de James Buchanan, fueron entendidas por los consumidores como un certificado de calidad que perdura hasta hoy. Buchanan’s 12 años, un gran producto que rápidamente fue adoptado en Sudamérica como el obligado a la hora de pensar en whisky escocés.