
Desde que el público masculino vio a Roger Moore como el intrépido agente James Bond, en la mítica entrega de 1977, “La espía que me amó”, desplazándose bajo las olas del mar en un auto de Lujo, una nueva luz se abrió en el horizonte para la empresa automotriz. A partir de ese momento, no hubo fanático de las cuatro ruedas que pudiera sacar de su mente la anhelada imagen cinematográfica, acariciando el sueño de verla hecha realidad.
Ese fue precisamente el caso del suizo Frank M. Rinderknecht, a estas alturas un gurú de la creatividad automotriz. Fanático de 007, tanto como de los autos, no cesó en el intento hasta replicar, luego de tres décadas, lo que había visto en la pantalla grande. Así fue como logró lo impensable: construir un auto sumergible.
Los asistentes al Motor Show de Ginebra, escenario del debut ante la prensa y el público, no podían creerlo. Y es que Rinspeed sQuba es un anfibio muy especial, completamente abierto y capaz de sumergirse hasta 10 metros bajo el agua, que permite al chofer maniobrarlo sin problemas: como a un pez en el agua. De diseño deportivo, ideal para espíritus jóvenes y amantes de la naturaleza y sus desafíos, sQuba cuenta con avanzada tecnología suiza, pionera en el ámbito del hidropoder, a cargo de los especialistas Esoro. Una batería recargable de ión de litio y tres motores eléctricos ubicados en la parte trasera son los responsables de su movimiento. El primer motor está destinado al funcionamiento común en la calle y los otros dos son los encargados de impulsar las hélices en su faceta acuática, apoyados por un sistema de tracción jet Seabob –construido usando nanotecnología– que controla el ingreso y salida del agua y hace del elegante ejemplar uno totalmente silencioso. Todas estas características lo han hecho merecedor del apodo de “Green Fish” o “Pez Ecológico”, debido a que su emisión de contaminantes es nula. Hasta los lubricantes que utiliza son biodegradables.
El sQuba tiene capacidad para dos pasajeros, quienes reciben suministro de oxígeno de un tanque integrado de aire comprimido, similar al que utilizan los buzos. Por si todo esto fuera poco, puede maniobrarse de manera autónoma en tierra, sin ayuda del chofer, gracias a un sofisticado sistema de sensores láser. Un ejemplo concreto de que, como reza el lema de Esoro, “what you dream is what you get”.