Por Arq. Ernesto Barrera F. / Arq. Yves Besançon P.
Fotos © Alejandro F. Fígola
La sala de ventas de Ferrari-Maserati, en São Paulo, fue construida sobre la base de tres premisas: sostenibilidad, transparencia y confort, un proyecto a la altura de estas grandes marcas italianas.
Automóviles de Lujo –Ferrari y Maserati– que requerían de una sala de exposiciones que resaltara sus características y, al mismo, tiempo fuera funcional y acorde con la estética de los modelos. Una tarea ardua que abordó el arquitecto brasileño José Wagner García. El profesional de Noosfera Arquitectura ideó para este objetivo una planta conformada por un paralelogramo irregular, compuesto por una singular composición de triángulos –también irregulares– de estructura de acero, atravesados por un paralelepípedo de hormigón armado que cruza de lado a lado, y en diagonal, el hall de exposiciones.
El espacio de exhibición de los automóviles debía ser transparente y permitir la visión clara de los modelos pero, al mismo tiempo, detener la radiación solar directa en el interior. Para ello se combinaron materiales como el cristal y los elementos opacos de aluminio, dispuestos de modo que la triangulación que los contuviera mantuviera el equilibrio entre ambos objetivos. Esto llevó a que el diseño adquiriera formas geométricas de planos inclinados y convergentes hacia el interior, para producir aleros mediante la inclinación de los paramentos del perímetro. En concordancia, se diseñaron puertas de acceso deslizantes o correderas automáticas, también inclinadas, controladas por rodamientos y motores especiales que hicieran del acceso algo diferente. Los sistemas de enfriamiento interior, en una región calurosa, se condujeron hacia el perímetro, entregando aire tratado por el entresuelo, para enfriar, más directamente, la superficie de las zonas expuestas al calor externo.
El arquitecto puso especial énfasis en el tratamiento acústico del salón que, por sus superficies altamente reflectantes, proyectó con materiales del tipo absorbente acústico, que atenuaron la resonancia. Otro aspecto fundamental fue conseguir aislar el ruido exterior consiguiendo, en el interior, 40 decibeles menos.
Notable es también el delicado estudio de iluminación del lugar, para acentuar tanto los productos en exposición como la arquitectura interior y exterior del edificio.
Los salones de Ferrari en el mundo se han destacado, últimamente, por un diseño de vanguardia. Ejemplar en este aspecto es el construido en el emirato árabe de Abu Dhabi, donde la sinuosidad de la cubierta viste todo el lugar, de varios miles de metros cuadrados, con un manto de color rojo, emulando a la perfección las líneas y el color emblemático del automóvil. El salón de Sao Paulo no se queda atrás. La singularidad del diseño y la sobriedad de su arquitectura lo convierten en un lugar que atrae por su innovadora forma de presentar lo más espectacular de la marca.
En definitiva, las tres premisas que impulsaron el proyecto se materializaron a cabalidad. Lo sostenible se logró con el estudio riguroso de la radiación exterior; la transparencia, mediante el adecuado equilibrio entre los paños de cristal y los paños opacos; y el confort, a través del estudio de la acústica y la iluminación que destaca los automóviles y, al mismo tiempo, facilita el recorrido del visitante.
Para optimizar aún más la exposición de los modelos, se dispuso de una sala suspendida sobre ellos, con piso de cristal, para dramatizar la magnífica estructura de los vehículos vistos desde el aire.
No podemos dejar de mencionar que, en este tipo de proyectos, la simbiosis entre lo que se quiere exponer, la arquitectura y el diseño es fundamental para obtener un proyecto equilibrado y, sobre todo, un edificio que no pase inadvertido, que la gente recuerde y disfrute visitando.
Fotos © Alejandro F. Fígola
La sala de ventas de Ferrari-Maserati, en São Paulo, fue construida sobre la base de tres premisas: sostenibilidad, transparencia y confort, un proyecto a la altura de estas grandes marcas italianas.
Automóviles de Lujo –Ferrari y Maserati– que requerían de una sala de exposiciones que resaltara sus características y, al mismo, tiempo fuera funcional y acorde con la estética de los modelos. Una tarea ardua que abordó el arquitecto brasileño José Wagner García. El profesional de Noosfera Arquitectura ideó para este objetivo una planta conformada por un paralelogramo irregular, compuesto por una singular composición de triángulos –también irregulares– de estructura de acero, atravesados por un paralelepípedo de hormigón armado que cruza de lado a lado, y en diagonal, el hall de exposiciones.
El espacio de exhibición de los automóviles debía ser transparente y permitir la visión clara de los modelos pero, al mismo tiempo, detener la radiación solar directa en el interior. Para ello se combinaron materiales como el cristal y los elementos opacos de aluminio, dispuestos de modo que la triangulación que los contuviera mantuviera el equilibrio entre ambos objetivos. Esto llevó a que el diseño adquiriera formas geométricas de planos inclinados y convergentes hacia el interior, para producir aleros mediante la inclinación de los paramentos del perímetro. En concordancia, se diseñaron puertas de acceso deslizantes o correderas automáticas, también inclinadas, controladas por rodamientos y motores especiales que hicieran del acceso algo diferente. Los sistemas de enfriamiento interior, en una región calurosa, se condujeron hacia el perímetro, entregando aire tratado por el entresuelo, para enfriar, más directamente, la superficie de las zonas expuestas al calor externo.
El arquitecto puso especial énfasis en el tratamiento acústico del salón que, por sus superficies altamente reflectantes, proyectó con materiales del tipo absorbente acústico, que atenuaron la resonancia. Otro aspecto fundamental fue conseguir aislar el ruido exterior consiguiendo, en el interior, 40 decibeles menos.
Notable es también el delicado estudio de iluminación del lugar, para acentuar tanto los productos en exposición como la arquitectura interior y exterior del edificio.
Los salones de Ferrari en el mundo se han destacado, últimamente, por un diseño de vanguardia. Ejemplar en este aspecto es el construido en el emirato árabe de Abu Dhabi, donde la sinuosidad de la cubierta viste todo el lugar, de varios miles de metros cuadrados, con un manto de color rojo, emulando a la perfección las líneas y el color emblemático del automóvil. El salón de Sao Paulo no se queda atrás. La singularidad del diseño y la sobriedad de su arquitectura lo convierten en un lugar que atrae por su innovadora forma de presentar lo más espectacular de la marca.
En definitiva, las tres premisas que impulsaron el proyecto se materializaron a cabalidad. Lo sostenible se logró con el estudio riguroso de la radiación exterior; la transparencia, mediante el adecuado equilibrio entre los paños de cristal y los paños opacos; y el confort, a través del estudio de la acústica y la iluminación que destaca los automóviles y, al mismo tiempo, facilita el recorrido del visitante.
Para optimizar aún más la exposición de los modelos, se dispuso de una sala suspendida sobre ellos, con piso de cristal, para dramatizar la magnífica estructura de los vehículos vistos desde el aire.
No podemos dejar de mencionar que, en este tipo de proyectos, la simbiosis entre lo que se quiere exponer, la arquitectura y el diseño es fundamental para obtener un proyecto equilibrado y, sobre todo, un edificio que no pase inadvertido, que la gente recuerde y disfrute visitando.