
Por Arq. Ernesto Barreda F. / Arq. Yves Besançon P.
Fotos © Arq. Yves Besançon P.
El influyente diario The New York Times encargó al maestro Piano un edificio para sus oficinas centrales, en el mismo lugar donde siempre habían funcionado, la 6ª Avenida y la calle 39, por lo que la tradición y la sobriedad, además de su influencia en la historia en los Estados Unidos, debían estar en la imagen del nuevo edificio; pero también debía tener un sello de vanguardia el que Piano manifiesta con fuerza en una Arquitectura sustentable, sostenible o durable, esto es que recoja la necesidad de economizar en el consumo de energía, tanto para iluminar como para enfriar sus recintos, así como también para crear las condiciones de confort que una institución como ésta requiere, considerada por la opinión pública norteamericana como una empresa preocupada por el entorno y el cuidado de los recursos naturales.
Renzo Piano resolvió el encargo con el suave murmullo de un rascacielos etéreo de 52 pisos de altura, velado y silencioso, respetuoso del medio ambiente y sustentable por su bajo consumo de energía.
La materialidad se manifiesta con elementos como la piel de barras horizontales revestidas en cerámica. Éstas otorgan una fachada ventilada que en toda su altura parece un velo translúcido que lo cubre casi por completo, en una devota actitud de respeto por el medio ambiente ante los cambios que durante el día deben soportar sus diferentes caras. Al mismo tiempo es una fachada de las que protegen la vida de las aves ya que no se estrellan contra el muro cortina de cristal sino que barras cerámicas advierten en pleno vuelo la presencia del edificio antes de chocar con él.
Todas las oficinas están dotadas de cortinas conectadas a un sistema de control centralizado que regula su apertura dependiendo del soleamiento que enfrentan las caras del edificio. Los cristales usados son de gran transparencia permitiendo observar desde el exterior el movimiento interno de las oficinas. La iluminación artificial está pensada de modo que se encienda según avanza el día, con luminarias que se van activando perimetralmente, instalando la iluminación según se requiera. Se optó por cristales de gran transmitancia de luz y eficiente coeficiente de sombreo para evitar al máximo el uso de iluminación artificial y para reducir el gasto energético en aire acondicionado. Tanto es así que las oficinas privadas están hacia el interior con frentes vidriados hacia el área de pool que está casi siempre ubicada en el perímetro, es una decisión corporativa el privilegiar a la mayor cantidad de personal y no a las jefaturas o gerencias, esto es un “must” en toda empresa que quiere mantener una buena relación y un buen trato con todos los que en ella laboran, ejemplo digno de imitar.
El imponente lobby de acceso en el primer nivel con acceso desde la Avenida de las Américas, en el que el núcleo duro del área central se destaca por su color anaranjado con counters delante de éste de color rojo; los colores parecen posados sobre los mármoles y granitos neutros de los pavimentos, destacando en el fondo un jardín central, silencioso y tranquilo, rodeado de cristales de doble altura. La tecnología también está presente en estos anaranjados muros con cientos de pantallas de plasma que en un organizado software transmiten todo tipo de imágenes y noticias en una sinfonía que parece una instalación de arte moderno deleitando al visitante con sus ágiles y coordinados movimientos y destellos, junto a un digital sonido incesante.
Otro aspecto destacable son los pisos superiores en los que se encuentra el gran casino del personal con una doble altura que valoriza el espacio y permite una espectacular vista sobre la ciudad de New York. La cocina y el autoservicio del lugar son como extraídos de una película más que del edificio de un periódico.
Este es uno de los últimos rascacielos construidos en la gran manzana y que ha sido realizado por el Arquitecto Renzo Piano, premio Pritzker en 1998, gran innovador en el uso de nuevas tecnologías y reconocido por su respeto a la ecología y el medio ambiente. Como ya dijimos en la edición nº 9 de Julio de 2006, éste es el gran Arquitecto italiano del siglo XXI que, además, es un maestro en el manejo de la belleza en sus proyectos y en la utilización de arquitecturas pasivas que son un sello propio en la sustentabilidad de sus obras.
En nuestro último viaje a New York, invitados por la empresa Indenor con motivo de la celebración de la Asamblea Anual de la Asociación de Oficinas de Arquitectos AOA, tuvimos la oportunidad única de poder visitar la totalidad del edificio, apreciando directamente sus múltiples bondades de las que solamente habíamos tenido referencias bibliográficas.
La obra de Piano siempre nos sorprende con nuevas imágenes de sutil elegancia y sobria espectacularidad: es el hábil creador de bellos volúmenes que aparecen en las ciudades modernas como cuando las semillas y bulbos latentes florecen en el desierto después de una generosa lluvia. Es un testimonio de gracia infinita en un mundo hostil y agresivo, en el que su obra contrasta sin vergüenza y con energía, ante la invasión de la pesadez de las moles que nos rodean y nos aplastan.
Fotos © Arq. Yves Besançon P.
El influyente diario The New York Times encargó al maestro Piano un edificio para sus oficinas centrales, en el mismo lugar donde siempre habían funcionado, la 6ª Avenida y la calle 39, por lo que la tradición y la sobriedad, además de su influencia en la historia en los Estados Unidos, debían estar en la imagen del nuevo edificio; pero también debía tener un sello de vanguardia el que Piano manifiesta con fuerza en una Arquitectura sustentable, sostenible o durable, esto es que recoja la necesidad de economizar en el consumo de energía, tanto para iluminar como para enfriar sus recintos, así como también para crear las condiciones de confort que una institución como ésta requiere, considerada por la opinión pública norteamericana como una empresa preocupada por el entorno y el cuidado de los recursos naturales.
Renzo Piano resolvió el encargo con el suave murmullo de un rascacielos etéreo de 52 pisos de altura, velado y silencioso, respetuoso del medio ambiente y sustentable por su bajo consumo de energía.
La materialidad se manifiesta con elementos como la piel de barras horizontales revestidas en cerámica. Éstas otorgan una fachada ventilada que en toda su altura parece un velo translúcido que lo cubre casi por completo, en una devota actitud de respeto por el medio ambiente ante los cambios que durante el día deben soportar sus diferentes caras. Al mismo tiempo es una fachada de las que protegen la vida de las aves ya que no se estrellan contra el muro cortina de cristal sino que barras cerámicas advierten en pleno vuelo la presencia del edificio antes de chocar con él.
Todas las oficinas están dotadas de cortinas conectadas a un sistema de control centralizado que regula su apertura dependiendo del soleamiento que enfrentan las caras del edificio. Los cristales usados son de gran transparencia permitiendo observar desde el exterior el movimiento interno de las oficinas. La iluminación artificial está pensada de modo que se encienda según avanza el día, con luminarias que se van activando perimetralmente, instalando la iluminación según se requiera. Se optó por cristales de gran transmitancia de luz y eficiente coeficiente de sombreo para evitar al máximo el uso de iluminación artificial y para reducir el gasto energético en aire acondicionado. Tanto es así que las oficinas privadas están hacia el interior con frentes vidriados hacia el área de pool que está casi siempre ubicada en el perímetro, es una decisión corporativa el privilegiar a la mayor cantidad de personal y no a las jefaturas o gerencias, esto es un “must” en toda empresa que quiere mantener una buena relación y un buen trato con todos los que en ella laboran, ejemplo digno de imitar.
El imponente lobby de acceso en el primer nivel con acceso desde la Avenida de las Américas, en el que el núcleo duro del área central se destaca por su color anaranjado con counters delante de éste de color rojo; los colores parecen posados sobre los mármoles y granitos neutros de los pavimentos, destacando en el fondo un jardín central, silencioso y tranquilo, rodeado de cristales de doble altura. La tecnología también está presente en estos anaranjados muros con cientos de pantallas de plasma que en un organizado software transmiten todo tipo de imágenes y noticias en una sinfonía que parece una instalación de arte moderno deleitando al visitante con sus ágiles y coordinados movimientos y destellos, junto a un digital sonido incesante.
Otro aspecto destacable son los pisos superiores en los que se encuentra el gran casino del personal con una doble altura que valoriza el espacio y permite una espectacular vista sobre la ciudad de New York. La cocina y el autoservicio del lugar son como extraídos de una película más que del edificio de un periódico.
Este es uno de los últimos rascacielos construidos en la gran manzana y que ha sido realizado por el Arquitecto Renzo Piano, premio Pritzker en 1998, gran innovador en el uso de nuevas tecnologías y reconocido por su respeto a la ecología y el medio ambiente. Como ya dijimos en la edición nº 9 de Julio de 2006, éste es el gran Arquitecto italiano del siglo XXI que, además, es un maestro en el manejo de la belleza en sus proyectos y en la utilización de arquitecturas pasivas que son un sello propio en la sustentabilidad de sus obras.
En nuestro último viaje a New York, invitados por la empresa Indenor con motivo de la celebración de la Asamblea Anual de la Asociación de Oficinas de Arquitectos AOA, tuvimos la oportunidad única de poder visitar la totalidad del edificio, apreciando directamente sus múltiples bondades de las que solamente habíamos tenido referencias bibliográficas.
La obra de Piano siempre nos sorprende con nuevas imágenes de sutil elegancia y sobria espectacularidad: es el hábil creador de bellos volúmenes que aparecen en las ciudades modernas como cuando las semillas y bulbos latentes florecen en el desierto después de una generosa lluvia. Es un testimonio de gracia infinita en un mundo hostil y agresivo, en el que su obra contrasta sin vergüenza y con energía, ante la invasión de la pesadez de las moles que nos rodean y nos aplastan.