Por Paula Gutiérrez
Fotos: Gentileza Louis Vuitton
Londres tiene historia de grandeza, capital de un imperio que dominaba un cuarto de la población del mundo en el siglo XIX y principios del XX… Hoy es la ciudad donde tradición, sofisticación y creatividad se mezclan, su centro: New Bond Street. En esta calle encontramos al público más exigente, no sólo por su riqueza, sino por su cultura y estilo de vida. Todo es importante y sofisticado, los anticuarios, como Mallett o Partridge, muy cerca Sotheby’s, y muchos lugares entre decenas de las mejores marcas.
Louis Vuitton pidió a Peter Marino diseñar la tienda más lujosa. Tanto que, más que un lugar para comprar, sea una invitación a conocer la casa de un coleccionista que incluso podría haber heredado algunas de las piezas expuestas.
Quién mejor, entonces, que este connotado arquitecto neoyorkino, para materializar el concepto Maison Vuitton, el art-de-vivre, en que la experiencia de comprar objetos únicos se mezcla sin límites con el humor, el arte y, en este caso, la pasión tan británica del coleccionismo.
Hubo que juntar dos casas y respetar sus fachadas históricas, por lo que un puente une la calle con el edificio interior. Desde la entrada nos encontramos con un espacio tapizado en materiales de texturas lujosas, donde cada pieza de la colección Art du Voyage, se puede personalizar. Luego está el Bag Bar, donde las carteras numeradas de pieles exóticas se encuentran expuestas entre obras de Murakami. No se sabe claramente si se está admirando o comprando: arte y moda, Lujo y pasión se confunden.
La escalera de vidrio salpicado de LEDs nos lleva al universo masculino, de colores más sobrios y oscuros, grises, marrones y beiges. Todo custodiado por los cielos pintados, obra de Gilbert & George, una de las parejas más estables del arte contemporáneo inglés en los últimos veinte años.
Mención especial requiere “The Apartment”, piso exclusivísimo para compradores identificados. Diseñado con pequeños ambientes privados, decorados como salones de una casa, con chimeneas e importantes obras de arte, como las de Jean-Michel Basquiat, Hans Hartung y Bertrand Lavier, acompañan la experiencia de comprar.
Sus vitrinas, a través de siete ventanas, dejan ver algo de la colección Vuitton, incitando a descubrir el resto con palabras en neón, como: acumulación, obsesión...son 1500m2 en una de las ubicaciones más exclusivas del planeta, donde nos sumergimos en un mundo de fantasía, tradición y refinamiento.
Fotos: Gentileza Louis Vuitton
Londres tiene historia de grandeza, capital de un imperio que dominaba un cuarto de la población del mundo en el siglo XIX y principios del XX… Hoy es la ciudad donde tradición, sofisticación y creatividad se mezclan, su centro: New Bond Street. En esta calle encontramos al público más exigente, no sólo por su riqueza, sino por su cultura y estilo de vida. Todo es importante y sofisticado, los anticuarios, como Mallett o Partridge, muy cerca Sotheby’s, y muchos lugares entre decenas de las mejores marcas.
Louis Vuitton pidió a Peter Marino diseñar la tienda más lujosa. Tanto que, más que un lugar para comprar, sea una invitación a conocer la casa de un coleccionista que incluso podría haber heredado algunas de las piezas expuestas.
Quién mejor, entonces, que este connotado arquitecto neoyorkino, para materializar el concepto Maison Vuitton, el art-de-vivre, en que la experiencia de comprar objetos únicos se mezcla sin límites con el humor, el arte y, en este caso, la pasión tan británica del coleccionismo.
Hubo que juntar dos casas y respetar sus fachadas históricas, por lo que un puente une la calle con el edificio interior. Desde la entrada nos encontramos con un espacio tapizado en materiales de texturas lujosas, donde cada pieza de la colección Art du Voyage, se puede personalizar. Luego está el Bag Bar, donde las carteras numeradas de pieles exóticas se encuentran expuestas entre obras de Murakami. No se sabe claramente si se está admirando o comprando: arte y moda, Lujo y pasión se confunden.
La escalera de vidrio salpicado de LEDs nos lleva al universo masculino, de colores más sobrios y oscuros, grises, marrones y beiges. Todo custodiado por los cielos pintados, obra de Gilbert & George, una de las parejas más estables del arte contemporáneo inglés en los últimos veinte años.
Mención especial requiere “The Apartment”, piso exclusivísimo para compradores identificados. Diseñado con pequeños ambientes privados, decorados como salones de una casa, con chimeneas e importantes obras de arte, como las de Jean-Michel Basquiat, Hans Hartung y Bertrand Lavier, acompañan la experiencia de comprar.
Sus vitrinas, a través de siete ventanas, dejan ver algo de la colección Vuitton, incitando a descubrir el resto con palabras en neón, como: acumulación, obsesión...son 1500m2 en una de las ubicaciones más exclusivas del planeta, donde nos sumergimos en un mundo de fantasía, tradición y refinamiento.