Por Gabriela Guerschanik
Fotos: Gentileza Faena Group
Hace apenas unos días concluyó en Buenos Aires la transformación de Los Molinos Building, la cuarta obra del Faena Art District en la que convergen arquitectura, arte y tecnología en un concepto urbano progresista que define un modelo de ciudad más sensible.
El emblemático edificio de Puerto Madero que demandó una inversión de US$ 50 millones, es uno de los espacios arquitectónicos más innovadores de la ciudad en el que confluyen 92 residencias –con un valor promedio de US$4,500 el m2–, un área comercial de 2,600 m2 y 1,500 m2 de oficinas, espacios públicos y un área para eventos y exposiciones.
Respetando su historia, pero confiando en la fuerza de la imaginación para transformar el futuro y experimentar un presente distinto, FAENA GROUP interactuó con arquitectos e ingenieros, artistas y diseñadores, para que Los Molinos Building se convierta en un legado para la ciudad, aunando el testimonio de dos épocas, el Centenario y el Bicentenario.
Como espacio multifuncional y creativo, Los Molinos propone incentivar diversas experiencias de vida a través de la convergencia de nuevas tecnologías y una profunda sensibilidad estética.
“Tal como lo hicieron nuestros predecesores cuando festejaron el Centenario –dice Alan Faena, Presidente de FAENA GROUP–, nos propusimos trascender nuestro presente y establecer un puente hacia las futuras generaciones de argentinos, para transmitirles nuestra visión, nuestra inspiración y nuestra confianza. El futuro de la sociedad moderna depende de la transformación creativa de las ciudades. Lo que construimos permanecerá en el tiempo y será parte del paisaje urbano de las nuevas generaciones”
La historia
Los Molinos Building es un edificio emblemático de la historia argentina. Fue construido en los primeros años del siglo XX cuando el país era el Granero del Mundo y el nombre de la Argentina se asociaba a la idea de progreso y crecimiento inevitables.
Con la fuerza y la visión de futuro de una nación con 100 años de libertad, en el Centenario de la Revolución de Mayo, se crearon obras que aseguraban la imagen de desarrollo y porvenir que el país prometía. Así, el Congreso, el Teatro Colón, el Palacio de Tribunales, el Palacio de Correos, la Av. 9 de Julio, los grandes parques públicos, los trazados urbanos de calles y paseos, e incluso un ícono como el Obelisco mismo, fueron proyectados para festejar el Centenario, aún cuando algunos fueran construidos mucho tiempo después. Ese espíritu es el mismo que orientó la construcción de Los Molinos Building.
Fotos: Gentileza Faena Group
Hace apenas unos días concluyó en Buenos Aires la transformación de Los Molinos Building, la cuarta obra del Faena Art District en la que convergen arquitectura, arte y tecnología en un concepto urbano progresista que define un modelo de ciudad más sensible.
El emblemático edificio de Puerto Madero que demandó una inversión de US$ 50 millones, es uno de los espacios arquitectónicos más innovadores de la ciudad en el que confluyen 92 residencias –con un valor promedio de US$4,500 el m2–, un área comercial de 2,600 m2 y 1,500 m2 de oficinas, espacios públicos y un área para eventos y exposiciones.
Respetando su historia, pero confiando en la fuerza de la imaginación para transformar el futuro y experimentar un presente distinto, FAENA GROUP interactuó con arquitectos e ingenieros, artistas y diseñadores, para que Los Molinos Building se convierta en un legado para la ciudad, aunando el testimonio de dos épocas, el Centenario y el Bicentenario.
Como espacio multifuncional y creativo, Los Molinos propone incentivar diversas experiencias de vida a través de la convergencia de nuevas tecnologías y una profunda sensibilidad estética.
“Tal como lo hicieron nuestros predecesores cuando festejaron el Centenario –dice Alan Faena, Presidente de FAENA GROUP–, nos propusimos trascender nuestro presente y establecer un puente hacia las futuras generaciones de argentinos, para transmitirles nuestra visión, nuestra inspiración y nuestra confianza. El futuro de la sociedad moderna depende de la transformación creativa de las ciudades. Lo que construimos permanecerá en el tiempo y será parte del paisaje urbano de las nuevas generaciones”
La historia
Los Molinos Building es un edificio emblemático de la historia argentina. Fue construido en los primeros años del siglo XX cuando el país era el Granero del Mundo y el nombre de la Argentina se asociaba a la idea de progreso y crecimiento inevitables.
Con la fuerza y la visión de futuro de una nación con 100 años de libertad, en el Centenario de la Revolución de Mayo, se crearon obras que aseguraban la imagen de desarrollo y porvenir que el país prometía. Así, el Congreso, el Teatro Colón, el Palacio de Tribunales, el Palacio de Correos, la Av. 9 de Julio, los grandes parques públicos, los trazados urbanos de calles y paseos, e incluso un ícono como el Obelisco mismo, fueron proyectados para festejar el Centenario, aún cuando algunos fueran construidos mucho tiempo después. Ese espíritu es el mismo que orientó la construcción de Los Molinos Building.
La transformación
En la Argentina del Centenario, la arquitectura de “placer” (palacios y jardines) tenía una clara inspiración francesa, mientras que la de servicios remitía a un estilo inglés, como lo muestran las edificaciones de muelles, silos, y molinos construidas en Puerto Madero.
Para la transformación de Los Molinos Building, FAENA GROUP se propuso retomar el patrimonio abandonado y restituirlo en función de un nuevo modelo de ciudad, recuperando la arquitectura portuaria, industrial y de servicios para convertirla en un proyecto que signifique una verdadera puesta en valor de la estructura patrimonial, ofreciendo un carácter abierto que fomenta la comunicación con la ciudad.
El mural
La obra de Pablo Siquier le habla a la ciudad de sí misma, la cita, la representa, la exhibe y la utiliza a su vez como fuente de inspiración. El arco “Siquier” que une Los Molinos al resto del Art District funciona como un pasaje, un rito de iniciación, un cambio de dimensión dentro de la ciudad real ante la ciudad imaginada.
Realizada y pensada exclusivamente para este espacio, se compone de dos murales de 13 metros por 13 metros. Para su construcción, fue necesaria –además del genio creativo de Pablo Siquier– la impecable capacidad constructiva de un profesional de la talla de Dante Martínez, que pudiera combinar la expresión artística con la rigurosidad y exactitud imprescindibles para un proyecto de esta magnitud.
Para Alan Faena, “Como tantos otros edificios construidos antes del Centenario, Los Molinos fue levantado en 1906 para proyectar esa visión de grandeza y esplendor que el mundo entero auguraba para la Argentina. Porque estamos continuando esa visión, Los Molinos Building es muy importante para nosotros. Representa una pieza clave de la transformación que motiva cada uno de los pasos que damos en el camino que elegimos para generar una nueva conciencia y un nuevo modo de experimentar la vida. Los Molinos es un legado para el futuro de Buenos Aires y un mensaje para las generaciones que vienen. Los Molinos es el sitio donde se reúnen esas dos visiones fundadoras: la que la creó y la que la hizo renacer”.
En la Argentina del Centenario, la arquitectura de “placer” (palacios y jardines) tenía una clara inspiración francesa, mientras que la de servicios remitía a un estilo inglés, como lo muestran las edificaciones de muelles, silos, y molinos construidas en Puerto Madero.
Para la transformación de Los Molinos Building, FAENA GROUP se propuso retomar el patrimonio abandonado y restituirlo en función de un nuevo modelo de ciudad, recuperando la arquitectura portuaria, industrial y de servicios para convertirla en un proyecto que signifique una verdadera puesta en valor de la estructura patrimonial, ofreciendo un carácter abierto que fomenta la comunicación con la ciudad.
El mural
La obra de Pablo Siquier le habla a la ciudad de sí misma, la cita, la representa, la exhibe y la utiliza a su vez como fuente de inspiración. El arco “Siquier” que une Los Molinos al resto del Art District funciona como un pasaje, un rito de iniciación, un cambio de dimensión dentro de la ciudad real ante la ciudad imaginada.
Realizada y pensada exclusivamente para este espacio, se compone de dos murales de 13 metros por 13 metros. Para su construcción, fue necesaria –además del genio creativo de Pablo Siquier– la impecable capacidad constructiva de un profesional de la talla de Dante Martínez, que pudiera combinar la expresión artística con la rigurosidad y exactitud imprescindibles para un proyecto de esta magnitud.
Para Alan Faena, “Como tantos otros edificios construidos antes del Centenario, Los Molinos fue levantado en 1906 para proyectar esa visión de grandeza y esplendor que el mundo entero auguraba para la Argentina. Porque estamos continuando esa visión, Los Molinos Building es muy importante para nosotros. Representa una pieza clave de la transformación que motiva cada uno de los pasos que damos en el camino que elegimos para generar una nueva conciencia y un nuevo modo de experimentar la vida. Los Molinos es un legado para el futuro de Buenos Aires y un mensaje para las generaciones que vienen. Los Molinos es el sitio donde se reúnen esas dos visiones fundadoras: la que la creó y la que la hizo renacer”.